Desde hace años libramos una especie de batalla, un dilema moral entre placer y salud. Nos han llevado a pensar que no hay manera de reconciliarlos, que verduras, frutas y pescado no encajarán nunca con chocolate, cereales o mermelada de mandarina. O estás en un bando o en el otro.
Esta es la impresión que podemos tener después de tantos años de prohibiciones. ¿Pero de verdad no es posible hacer compatible una dieta sana con el placer para los sentidos que supone una experiencia gastronómica? Por ejemplo, ¿he de renunciar definitivamente a la tostada untada con mermelada de mis desayunos de siempre porque me han dicho que aporta demasiado azúcar? Venimos a demostrarte que no.
Los nutricionistas no recomiendan desterrar completamente un producto, como si estuviera maldito. Lo que hacen con buen criterio es aconsejar que regulemos su consumo. Que no abusemos de esto o aquello. Comprensible, ¿no? Reduce tu ingesta de mermelada de 7 días a la semana y 365 al año a un consumo de una o dos veces a la semana.
Puedes seguir disfrutando del sabor y componentes saludables de la mermelada. Nos referimos a su bajo contenido en grasa, algunas de las vitaminas de las frutas con las que está elaborada, glucosa, minerales, fibra… Todo ello proporciona un aporte energético ideal, por ejemplo, para deportistas y personas con intensa actividad física.
Compatibilizar su consumo con desayunos que incluyan productos con menos azúcar y otros ingredientes beneficiosos para el organismo. Por decirlo de algún modo: unos días la mermelada, otros días mandarina, otros días lácteos, otros días proteína… una alimentación rica y variada es la base de una dieta sana.
Así que nada de olvidarnos de la mermelada de mandarina ni de la mermelada de naranjas amargas, ni de las confituras y conservas en general. Continuarán formando parte de nuestra gastronomía, pero equilibrando su consumo y dejando lugar a más alimentos cuyas propiedades resulten necesarias para el mantenimiento de nuestra salud.
Una vez has visto que sí puedes consumir mermelada de mandarina amarga o dulce, pero con moderación, a continuación vamos a centrarnos en ella. La mermelada de mandarina es una forma deliciosa de fortalecer tus defensas. Esta fruta tiene vitamina C, A y ácido fólico, pero los estudios muestran que tiene una menor cantidad de azúcares que las naranjas. Por ello, puede ser más aconsejable que la mermelada de naranjas.
Así pues, solo te hace falta encontrar un sitio en el que comprar mandarinas para preparar tu propia mermelada, que siempre será mucho más sana que cualquiera que puedas encontrar ya envasada. Y ya has dado con el mejor. En FrutaMare puedes comprar mandarinas, fruta y verdura de la mejor calidad y al mejor precio.
Lista de la comprar para hacer Mermelada de mandarina
Te proponemos una receta de mermelada casera de mandarina. A continuación te pasamos la lista de la compra en la que, por supuesto, no puede faltar comprar mandarinas. Después te detallaremos los pasos que deberás seguir para preparar la mermelada.
- 400 gramos de mandarinas
- La piel rallada de una mandarina
- Zumo de limón (medio limón será suficiente).
- 200 gramos de azúcar (una taza).
Preparación de la receta Mermelada de mandarina
Antes de empezar a preparar la receta te diremos que puedes conseguir un sabor más o menos amargo añadiendo o no – nosotros vamos a hacerlo – la piel rallada de una mandarina. En este caso, evita introducir la parte blanca, ya que esta le aportaría demasiado amargor.
Por otra parte, en caso de que tu intención sea conservar la mermelada casera que has elaborado, hazlo en frascos previamente esterilizados. Para conseguirlo solo deberás cerrar bien los botes y acto seguido hervirlos en agua colocándolos boca abajo durante un tiempo aproximado de 20 minutos.
Como último detalle: probablemente ya lo sepas, pero por si acaso, queremos decirte que esta mermelada es muy apreciada en preparaciones gourmet. Esto es así por sus propias características. Así pues, la mandarina está lejos de servirnos únicamente para realizar zumo de mandarina o mermeladas para postres o platos dulces, sino que también se usa en la elaboración de entrantes, acompañamientos o platos principales.
¡Comenzamos!
Primer paso
Pela las mandarinas, excepto una que usaremos para rallar la piel. Puede parecerte un poco tedioso, pero convendría quitar todas las semillas que se encuentran en su interior. Tampoco te olvides de extraer, al menos tanto como te sea posible, esas características fibras blancas que se encuentran adheridas a la piel de las mandarinas.
El objetivo es que las frutas que utilices en la elaboración de la mermelada estén lo más limpias que puedas. Ten en cuenta que esas partes blancas potencian mucho el sabor amargo de la preparación, y si ya vas a incorporar la ralladura de una mandarina, quizás el gusto resultante sea demasiado fuerte.
Segundo paso
Toma ahora la mandarina que no has pelado. Ralla la piel con un rallador, o bien pélala y luego córtala en tiras muy delgadas. Como te sea más cómodo. Limpia también las adherencias blancas y/o pepitas.
¿Por qué razón hacemos esto? Pensamos que sirve como elemento decorativo. Este mismo paso puedes llevarlo a cabo también al preparar mousse de naranja o flan de naranja, otras dos elaboraciones riquísimas que también tienen la mandarina como base.
Además de lo anterior, aporta a la elaboración un extra de sabor amargante. Naturalmente, esto es cuestión de gustos. Hay personas a quienes ese sabor les encanta. Otras, en cambio, prefieren no encontrarlo en los platos que consumen… Si tu caso es el segundo, simplemente prescinde de este paso y sigue la elaboración de la mermelada con los pasos siguientes.
Tercer paso
En este punto has de buscar una olla de boca ancha, es decir, suficientemente amplia. Coloca en ella los gajos de mandarina y la ralladura o tiras a las que nos referimos en el segundo paso. Quizá sea conveniente pasarlo antes por una batidora o licuadora. Lo decimos porque la cocción no siempre es suficiente para deshacer los gajos.
Exprime el limón y añade al recipiente el zumo de limón.
Ahora es el momento de poner también el azúcar. Este debe representar entre un 45 y un 65% del peso de la fruta, más o menos. Ya que nosotros empleábamos 400 gramos de mandarinas, hemos decidido aplicar la mitad de azúcar. 400 gramos de mandarinas, 200 gramos de azúcar.
En realidad, tú decides. Si quieres que la mermelada quede más dulce aumenta la cantidad, y si la prefieres menos dulce disminuye la cantidad. Piensa que, en cualquier caso, el sabor final será un poco amargo, ya que incluimos la ralladura.
Cuarto paso
Calienta la olla con los ingredientes a fuego medio hasta que el azúcar se disuelva. El proceso durará unos 10 minutos. Ves removiendo la mezcla para que no se pegue al fondo del recipiente.
Luego baja el fuego y deja que continúe cociéndose. Esto lo hacemos para que todos los componentes de la mermelada se integren. Recomendamos ir vigilando la cocción (de hecho, este es un consejo que puedes seguir sin importar de qué tipo de elaboración culinaria hablemos).
Es difícil concretar cuánto tiempo hará falta, pero en líneas generales sugerimos no menos de 30 o incluso 45 minutos. No olvides ir removiendo la mezcla a lo largo de la cocción, como ya te hemos aconsejado antes. Esto evitará que se quede pegada en la base de la olla, un peligro que por desgracia es muy común y que nos destrozaría la preparación.
Quinto paso
Deja reposar durante 15 minutos.
La manera de asegurarte de que la mermelada ha quedado a tu gusto es, como ya imaginarás, probarla. En realidad, y más allá de mediciones, proporciones y técnicas, llevarte a la boca la mermelada que estás preparando es el mejor método para saber si vas por buen camino.
Ahora bien, te damos un truco para asegurarte de que la mermelada está en su punto, al menos por lo que tiene que ver con la textura. Ahí va: coge un poquito de la mezcla de mermelada con una cuchara y ponla boca abajo.
Si tras darle la vuelta no se cae, es que ya está lista. En caso contrario, aún necesita unos minutos de cocción. En esos minutos intenta no distraerte con otra cosa, ya que si lo hicieras correrías el riesgo de que la mermelada acabe pasándose. Ese es uno de los grandes desafíos de la cocina.
Como has visto con esta receta de mandarina casera, preparar una mermelada casera sin conservantes ni aditivos es muy sencillo. Igual que lo es preparar otra que tal vez sea más tradicional, como la mermelada de naranjas.
Ahora bien, quizás te preguntes cómo puedes conservar la mermelada de mandarina una vez elaborada. Pues exactamente igual que otras clases de mermeladas y confituras. Esterilizas un bote con cierre hermético donde puedas colocar la mermelada de mandarina y, como ya te anticipamos, lo hierves boca abajo alrededor de 20 minutos. Es la manera de mantenerla en condiciones aptas para su consumo.
La mandarina está de moda en la alta cocina. Su agradable sabor y ese aroma tan potente que desprende (incluso tal vez su estética) han contribuido a que sea un ingrediente destacado de ensaladas, pasteles, tartas, salsas… y, por supuesto, mermeladas. Y es que la mandarina combina muy bien – igual que las naranjas – con carnes y pescados. No te será difícil encontrar recetas de las que la mandarina forme parte.
Y, si hablamos de su aporte nutritivo es cierto que, al cocerse con azúcar para hacer la mermelada, esta fruta pierde alguna de sus propiedades, pero todavía conserva otras que siguen haciendo muy recomendable su consumo.
Así que, que no te amarguen ni te amargues. El único amargor que necesitas en tu vida es el de una tostada untada con mermelada para el desayuno de mañana.
Mermelada de Mandarina
Una vez has visto que sí puedes consumir mermelada de mandarina, pero con moderación, a continuación vamos a centrarnos en ella. La mermelada de mandarina es una forma deliciosa de fortalecer tus defensas. Esta fruta tiene vitamina C, A y ácido fólico, pero los estudios muestran que tiene una menor cantidad de azúcares que las naranjas. Por ello, puede ser más aconsejable que la mermelada de naranjas.
Tipo: postre
Cocina: Mediterránea
Palabras clave: Mermelada de Mandarina
Rendimiento de la receta: 4 personas
Tiempo de preparación: 5M
Tiempo de cocinado: 45M
Tiempo total: 50M
Ingredientes de la receta:
- 400 gramos de mandarinas
- La piel rallada de una mandarina
- Zumo de limón (medio limón será suficiente).
- 200 gramos de azúcar (una taza).
Instrucciones de la receta:
Primer paso:
Pela las mandarinas, excepto una que usaremos para rallar la piel. Puede parecerte un poco tedioso, pero convendría quitar todas las semillas que se encuentran en su interior. Tampoco te olvides de extraer, al menos tanto como te sea posible, esas características fibras blancas que se encuentran adheridas a la piel de las mandarinas. El objetivo es que las frutas que utilices en la elaboración de la mermelada estén lo más limpias que puedas. Ten en cuenta que esas partes blancas potencian mucho el sabor amargo de la preparación, y si ya vas a incorporar la ralladura de una mandarina, quizás el gusto resultante sea demasiado fuerte.
Segundo paso:
Tercer paso:
En este punto has de buscar una olla de boca ancha, es decir, suficientemente amplia. Coloca en ella los gajos de mandarina y la ralladura o tiras a las que nos referimos en el segundo paso. Quizá sea conveniente pasarlo antes por una batidora o licuadora. Lo decimos porque la cocción no siempre es suficiente para deshacer los gajos.
Cuarto paso:
Quinto paso:
Deja reposar durante 15 minutos. La manera de asegurarte de que la mermelada de mandarina ha quedado a tu gusto es, como ya imaginarás, probarla. En realidad, y más allá de mediciones, proporciones y técnicas, llevarte a la boca la mermelada que estás preparando es el mejor método para saber si vas por buen camino.
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me encantan estas actividades gracias por darnos su tiempo apreciamos todo lo que hacen por nuestras familias.
Nos alegra que le gusten
No entiendo bien cómo esterilizar los botes. ¿Se hace antes de meter la mermelada? Y tapados?
Yo los metía en agua hirviendo vacíos y sin tapa, antes de llenarlos y luego una vez llenos los tapaba y los metía boca arriba en una olla con agua hirviendo.
Me lo podéis aclarar? Muchas gracias!
Hola Santiago,
Debes colocar los frascos con la boca hacia arriba en una olla profunda y cubrir por completo con agua fría (mínimo 2.5 cm. por encima de ellos). Alrededor de los frascos pon las tapas y comienza a hervir. Deben hervir a borbotones durante 10 minutos como mínimo.
Espero haber aclarado su duda.