¿Quién no ha disfrutado de una rica mandarina como postre o para saciar la sed? y ¿Quién no conoce que la mandarina es una fruta deliciosa, fácil de pelar y con propiedades nutricionales importantes? Sin lugar a duda, la mandarina es una de las frutas más conocidas en el mundo. Sin embargo, en este post no hablaremos de la fruta específicamente, sino del árbol de la mandarina, el mandarino.
El mandarino es el árbol que florece y produce la deliciosa mandarina. En botánica, el mandarino (Citrus Reticulata) es un árbol de la familia de las Rutáceas que provee de mandarina, una fruta dulce y rica en vitamina C y otros minerales. La historia del mandarino como la de cualquier otro cítrico es originaria del sudeste asiático (entre Vietnam y China) y, aunque su aparición en Europa data de principios del siglo XIX, el mandarino es ampliamente conocido.
El árbol de la mandarina es una planta que goza de una adaptabilidad climática increíble. El mandarino es un árbol que proviene de climas tropicales o subtropicales, no obstante, algunas variantes tienden a tolerar temperaturas un tanto heladas. Esta particularidad lo hace muy común hasta en los más remotos rincones del planeta. El mandarino es una especie que, por lo general, no sobrepasa los 5m de altura. Comparte, además, todas las características de las plantas cítricas, y es muy similar al naranjo y al limonero.
En lo que se refiere al resto de sus características morfológicas, el mandarino es de ramas espinosas, de copa redondeada y con hojas alargadas de sistema reticulado. Su follaje lo adornan hermosas y aromáticas flores blancas que pueden crecer solas o en ramilletes. Y su fruto: la mandarina, es uno de los alimentos cítricos cuyo sabor dulzón y agradable aroma lo distinguen del resto de las especies similares. La mandarina con una cáscara brillante y de atractivo color naranja, que poco o nada cuesta desprender de su pulpa, encanta a chicos y grandes por su seductor y jugoso gusto.
Y si te has preguntado ¿Cómo cultivar un mandarino? Veremos que no es complicado. Como la planta suele no superar incluso los dos metros de altura, podemos tener árboles de mandarina en macetas o en nuestro pequeño jardín. En estas líneas hablaremos más sobre el mandarino, un árbol que se cultiva ampliamente en casi todos los países mediterráneos. También veremos cómo es el cultivo del mandarino, su recolección y algunas variedades de su fruta.
Cómo cultivar el mandarino
¿Cómo saber cuál es la mejor época para cultivar el mandarino? La mandarina es una fruta estacional y la mejor temporada para plantar un mandarino es la primavera, de manera que hayan pasado las heladas olas de frío del invierno y se pueda dar paso para que las raíces puedan fijarse de la manera adecuada. Recuerda que el mandarino al igual que el limonero y el naranjo, es un árbol mediterráneo acostumbrado al sol que difícilmente podrá soportar temperaturas invernales demasiado frías. Para que sea un cultivo de interior, es recomendable plantar el mandarino en otoño, en un suelo bien drenado.
Ahora bien, ¿Qué se necesita para cultivar el mandarino? En principio debes saber que el cultivo del mandarino es sencillo. De hecho, el mandarino se puede cultivar en tierra firme o en una maceta. Si optas por la primera opción necesitarás:
- Ubicar un lugar soleado y libre de ráfagas de viento.
- Cavar un hoyo lo suficientemente profundo para sembrar la planta (Habitualmente, las plantas que se compran en viveros se encuentran en macetas, estas deben desplantarse conservando la tierra y los abonos). Se recomienda mantener la estratigrafía original de plantación, es decir, las capas superficiales (arriba) y las capas profundas (abajo).
- Una vez insertada la planta en el hoyo, se debe aplanar bien el terreno (puedes usar tus pies para aplanar).
- Finalmente se debe regar con un poco de agua, sin ahogar la plantación.
Si por el contrario, no dispones de mucho espacio en tu jardín y te encantaría cultivar un mandarino en una maceta, deberás:
- Cuidar que la maceta sea de un buen tamaño (grande y espaciosa) y con un orificio apropiado para asegurar un buen drenaje de agua.
- Asegurarte de usar una mezcla de tierra para macetas: un buen compost, tierra de jardín, arena o bolas de arcilla.
- Las macetas deben estar resguardadas en invierno en un espacio sin calefacción, pero colocadas fuera de las heladas, porque los cítricos son muy sensibles a ellas.
- Luego, solo hasta que el árbol de mandarina esté maduro, es necesario trasplantarlo cada 2-3 años aproximadamente.
Para el mantenimiento del mandarino se requiere cierto cuidado. En primer lugar: el riego. En verano se recomienda un riego moderado, mientras que para invierno el riego deberá ser escaso. En segundo lugar: la poda. Este procedimiento no es muy requerido, solo se debe podar lo estrictamente necesario: retirar hojas secas, cuidar un poco la estética y, cuando el mandarino ya esté adulto, aclarar un poco el interior para permitir mayor entrada de luz. En tercer lugar y por último, para la plantación de cítricos bien sea el mandarino, el limonero o el naranjo, no se recomienda reposo vegetativo; al contrario, es aconsejable plantarlos en el suelo en plena vegetación.
Recolección de la mandarina
Un árbol de mandarino suele cosechar su fruto de entre 3 o 4 años como máximo desde el momento de su plantación. Los frutos después de este tiempo son notoriamente atractivos, sanos y ricos en vitamina C. Y, aunque podemos encontrar mandarina durante todo el año, la mandarina es una fruta que madura directamente sobre la planta de otoño a primavera, incluso su cosecha se puede prolongar hasta el invierno.
Existen algunas variedades de mandarina que se denominan tempranas o tardías, las primeras suelen cosecharse muy temprano y las segundas, se llaman así, porque el crecimiento de su árbol es lento y su cosecha suele tardar un poco más. La mejor temporada de recolección de la mandarina dependerá de la variedad y tipo de especie.
En España y, particularmente en Valencia, la recolección de la mandarina inicia a partir del 15 de septiembre cuando se cosechan las primeras mandarinas de temporada: satsumas y clementinas. Esta recolección dura hasta más o menos finales de enero. A partir de enero llega la temporada de la primera mandarina híbrida: la nova y de febrero a marzo se recolectan otras variedades, sobre todo híbridos muy parecidos a la nova; ya para mediados de abril se recogen otras cosechas de mandarinas cruzadas.
La mandarina es un fruto que se encuentra durante todo el año, no obstante, el mejor momento para consumir mandarina ocurre durante su tiempo de recolección, es decir, cuando la fruta alcanza un color que pasa de verde a naranja y adquiere un agradable sabor; además, su frescura y propiedades nutricionales se encuentran en su punto de mayor provecho.
Variedades de mandarina
Tal como todo los que nos provee la naturaleza, sus recursos son incalculables. Lo mismo ocurre con las variedades de la mandarina. De manera que hablar de todas las variedades de la mandarina sería interminable. Para reducir nuestra lista vamos a señalar las variedades más conocidas en España y aquellas que se han popularizado a nivel mundial.
Las Clementinas
Vamos a comenzar hablando de una de las variedades de mandarina que más se conoce en el mundo: La clementina, con la que suele confundirse a la mandarina tradicional. Esta fruta proviene del Mandarino Clementino; un árbol que se ha extendido ampliamente a nivel mundial de corteza fina y fuerte, hojas verdes redondeadas, una flor de azahar que adorna su follaje y un atractivo fruto rojo anaranjado sin semillas y de sabor muy especial.
Es tan amplio este espectro de mandarinas, que dentro de esta variedad se encuentran distintas derivaciones. Tal es el caso del Mandarino Oroval, un mandarino que pertenece a la familia de las clementinas. Se trata de un árbol de ramas verticales, de hojas de color verde intenso cuyo fruto suele tener una piel muy granulosa. Una particularidad del mandarino Oroval es que luego de su maduración, no puede permanecer mucho tiempo en el árbol ya que tiende a perder sabor y jugosidad en su zumo.
Mandarina Satsuma
Otra variante, también de origen asiático, propiamente de Japón, es la Mandarina Satsuma. Una planta que pudiera catalogarse como de dimensiones medias que carga frutas que se maduran, aun cuando la cáscara no se ha tornado totalmente anaranjada. La piel de esta variedad de mandarina cuando se deja por más tiempo en el árbol tiende a hincharse, se desprende completamente de la pulpa y la fruta llega a alcanzar el tamaño de una naranja; sin embargo, se pierde algo de su agradable sabor, tornándose algo insípida. En plantaciones de Mandarina Satsuma se evita llegar a esta etapa de maduración.
Dentro de la familia de las Satsuma se encuentran algunas derivaciones como el Mandarino Okitsu, el mandarino Owari y el mandarino Clausellina. Estas tres variaciones de Satsuma tienen algunas peculiaridades. Las primeras producen un fruto bastante grande y, pese a que es algo insípido, es de muy buena calidad. Además, una de sus características es que aunque es el último en florecer, es el primero en generar cosechas ya que sus frutos maduran muy rápido. En el caso del mandarino Owari, su fruto es bastante jugoso, algo más pequeño que Okitsu y de menor calidad en cuanto a su sabor. Respecto al tercero de este grupo de Satsumas, el mandarino Clausellina es el de menor tamaño y, aunque su follaje es bastante denso, sus frutos, madurados entre mediados de septiembre y finales de octubre, no tienen muy buen sabor.
Los híbridos
Los mandarinos híbridos también forman parte de esta lista de variantes. Los mandarinos de este tipo producen frutos muy atractivos por su buen tamaño e intenso color, que van de naranja a rojizo. Aparte, poseen mayor contenido de azúcares y ácidos orgánicos, además de un zumo muy jugoso y apetitoso al gusto. La única desventaja que se puede encontrar en algunas especies es que su piel está muy adherida a la pulpa.
Algunas de las variedades híbridas más comunes en España son: la nova, un híbrido entre la clementina fina y el tangelo, este fruto proviene de un árbol de porte compacto, de tamaño medio, de floración abundante y fácil cuajado; la mandarina es grande, de color rojizo intenso con bastante zumo y de agradable sabor. Otra variante es la Ellendale, un híbrido de otoño entre el naranjo y el mandarino con un fruto de tamaño grande y de forma achatada que se pela fácilmente, y la pulpa presenta pocas semillas. También tenemos a la Fortune, producto del cruce entre la clementina y el mandarino, un fruto de invierno-primavera con una corteza muy delgada, un sabor bastante dulce y muy fácil de pelar. Están también las Ortanique que son un híbrido natural, una variedad de primavera con mucho zumo, de pulpa muy dulce y con una atractiva corteza rugosa de color naranja muy adherida a la pulpa.
El Rey Mandarín
Existen otras variedades que, aunque son poco conocidas, se producen y se consumen con mucha frecuencia en todo el mundo. Una de las variedades que se ha popularizado mucho es el Rey Mandarín. Esta variable de mandarina de origen chino fue traída a Europa a principios del siglo XIX. El árbol de este mandarino es bastante alto (alcanza en promedio 4.5 metros), de hecho se cree que debido a la corona expandida que forma y a su gran tamaño, se atribuye su denominación. Además, su fragante flor (muy parecida al azahar del naranjo y al limonero) y su anaranjado fruto otorgan una especial esencia a cada una de sus cosechas.
Mandarina Cleopatra
También tenemos otra variante soberana de mandarinas, se trata de la denominada Mandarina Cleopatra. Una planta de tamaño bastante reducido y originaria de la India, cuyos frutos tienen el nombre de una de las faraonas más nobles de la historia egipcia. Los frutos de Cleopatra le hacen tributo a su nombre, son mandarinas persistentes en la planta, con una piel fácil de retirar y de muy buen aroma y sabor. Además, esta variante frutal de mandarino, pese a que crece lentamente, tiene un poder de tolerancia al frío bastante aceptable.
No cabe duda de que este campo es muy amplio y difícilmente podríamos describir todas las variedades de mandarina que existen. Lo que sí queremos destacar es que las diferentes variedades de mandarina tienen características que las hacen únicas, porque sus variaciones de textura, sabor y las propiedades que envuelven, guardan singularidades que las distinguen del resto de los cítricos y las convierten en un fruto muy especial.
Hasta ahora sabemos que la mandarina es la fruta cítrica más parecida a la naranja, aunque más pequeña, con un sabor más aromático y de fácil manipulación. Por eso es considerada una de las frutas más admiradas en el mundo junto con los limones, las naranjas e incluso el mango. Además, por su fácil pelado y estructura segmentada, es un snack natural perfecto que se puede consumir cómodamente en cualquier momento y lugar.
Así pues, esta deliciosa fruta de color naranja rojizo proviene del mandarino, un árbol perteneciente a la familia de las Rutáceas. El cultivo y el mantenimiento del mandarino no requiere un tratamiento especial. El riego, la poda y la plantación; son parte de los cuidados principales. Particularmente, el riego debe hacerse de manera discreta al igual que la poda, y su plantación debe hacerse en medio de vegetación abundante.
Los beneficios de las mandarinas también son inagotables, y al igual que las propiedades del mango u otras frutas cítricas, muchas de las partes de su árbol se aprovechan para el tratamiento de distintas afecciones orgánicas y en otras aplicaciones de interés.
De hecho, las mandarinas se consumen en nuestras mesas principalmente como fruta fresca por sus múltiples propiedades así como por su sabor. Pero sus propiedades van más allá de solo el aprovechamiento de los sabores de la fruta. La piel no tratada es ideal para preparar licores y conservas de mandarina, la pulpa es muy utilizada para preparar deliciosas mermeladas y de la cáscara se extrae el aceite esencial para preparar esencias aromáticas. Además, las hojas y las flores del mandarino se utilizan para preparar infusiones u otras preparaciones de interés medicinal.