El hígado es uno de los órganos más grandes del cuerpo humano con un peso medio de 1,5 kg. Al ser tan importante te vamos a dar los alimentos buenos para el hígado y también los malos. El hígado Tiene encomendadas más de 500 tareas de las cuales al menos 22 son vitales para que nuestro organismo funcione correctamente. Desempeña funciones únicas y vitales, entre ellas la síntesis de proteínas plasmáticas, función desintoxicante y almacenamiento de vitaminas y glucógeno.
Además, extrae los nutrientes esenciales durante la digestión de los alimentos, almacena azúcares para dar energía al organismo y actúa como filtro de sustancias tóxicas, alcohol, fármacos y de esa manera, eliminarlos.
Otra función de gran importancia es eliminar de la sangre muchas sustancias que pueden resultar nocivas para el organismo y transformarlas en inocuas.
Según la medicina china, el hígado es uno de los órganos que más atención necesita. Cuidarlo ayuda a depurar y a sentirte con más energía. Por ello, es de gran importancia consumir alimentos buenos para el hígado.
A menudo, cuando está sobrecargado, podemos notar falta de concentración, estreñimiento, malas digestiones, piel seca, enfado, apatía o dificultad en la toma de decisiones. Pero con unos pocos cuidados enseguida aliviaremos los síntomas.
Se requiere de un buen descanso, algo de actividad física para sudar y eliminar tóxicos acumulados.
¿Conoces la enfermedad del hígado graso? Es una condición sumamente común y uno de los aspectos más relevantes en su manejo es la alimentación. Para conseguir un buen funcionamiento de nuestro hígado, y consecuentemente tener una buena salud, es importante seguir una dieta saludable, incluyendo en ella alimentos buenos para el hígado graso.
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En este artículo, vamos a contarte cuáles son los alimentos buenos y cuáles son los alimentos malos para el hígado.
Alimentos buenos para el hígado
La alimentación es especialmente importante a la hora de cuidar el hígado.
Para ayudarlo y proteger a los órganos emuntorios a desintoxicar el organismo, es fundamental que evites los alimentos procesados, el azúcar y los estimulantes. Introduce en tu dieta verduras crudas de sabor amargo, germinados, hojas verdes, fermentados y proteína de calidad. Si puedes, toma cúrcuma y boldo, dos plantas que mejoran la función hepática.
Como te mencionamos anteriormente, el hígado se encarga de liberar la sangre de sustancias nocivas, como el alcohol y las drogas; usa el azúcar como fuente de energía cuando los niveles están bajos y es una fuente de provisión de hierro para el cuerpo.
Y así como los excesos sostenidos pueden causar serios daños en este órgano (como cirrosis o falla hepática por abundante consumo de alcohol), existen algunos alimentos que pueden ayudar a mejorar su funcionamiento.
A continuación te presentamos cuáles son los cuatro mejores alimentos para el páncreas e hígado:
Brócoli:
De cocción olorosa y color verde, el brócoli puede ser uno de los alimentos más odiados por niños e incluso por algunos adultos, pero no se puede negar que es una verdura con grandes propiedades nutritivas. En el caso del hígado, ayudará a neutralizar elementos nocivos que puedan afectar su funcionamiento.
Esta crucífera es una de las verduras más recomendadas para la salud hepática porque es rica en azufre, imprescindible en la segunda fase de detoxificación del hígado.
Los expertos también indican que es una rica fuente de vitamina A, que previene el envejecimiento de las células.
El hígado resulta asimismo beneficiado de las propiedades de esta verdura. El brécol ejerce una acción hepática compleja y se ha utilizado como estimulante de la llamada “depuración” interna del organismo. Un papel importante de esta depuración se realiza a través del hígado, verdadero receptor de todos los productos del metabolismo corporal.
El brécol, capaz de estimular el trabajo hepático, puede interferir en algunos medicamentos, reduciendo su efectividad. Además está contraindicado en personas que padecen hipotiroidismo.
Es de gran importancia el consumo de verduras de temporada por su calidad excepcional y son muchos más respetuosas con el medio ambiente ya que suelen ser productos de proximidad.
En el caso del brócoli, se disfruta mejor en invierno, gracias al clima de la época y a las lluvias.
Prepáralo al vapor o al wok, y consúmelo 3 o 4 veces por semana.
Manzana
Los profesionales suelen recomendar el consumo diario de al menos una manzana verde, ya que tiene la capacidad de ayudar a reducir el nivel de azúcar en sangre.
Gracias a su alto contenido en fibra, también es una gran aliada a la hora de cuidar el hígado limpiándolo.
Otro atributo es que contiene una gran cantidad de vitamina C, que también actúa como antioxidante y protege a las células de daños externos.
Hay que tener en cuenta que las manzanas disponen de ácido málico, que según algunas hipótesis, permite prevenir la aparición de piedras en el hígado y los riñones
La manzana no solo es rica en antioxidantes, necesarios para neutralizar los radicales libres que se forman en la primera fase de desintoxicación. También lo es en pectina, una fibra soluble que favorece el tránsito intestinal y la eliminación de sustancias a través de las heces.
Toma 1 al día cruda o en compota.
Nabo
El nabo es una modesta pero importante hortaliza de la que se aprovecha todo, no solo su raíz, sino también sus hojas. Pertenece a la familia de las crucíferas a la que también corresponden las coles, berros y brócoli, entre otras. La “carne” es de color blanco y está cubierta por una piel fina de color amarillo o blanco, incluso a veces verde o púrpura. La forma puede ser redonda, aplanada o cilíndrica.
Es muy saludable porque contiene unos compuestos de azufre que ayudan a prevenir ciertas enfermedades y además contiene potentes antioxidantes, tiene escaso aporte calórico y es muy buena fuente de fibra.
Según la medicina tradicional china es una de las hortalizas indispensables para la correcta eliminación a través de la orina de toxinas producidas en el hígado, ya que es una raíz con mucha agua y favorece la función renal.
Es significativo destacar que las hojas del nabo o grelos son más nutritivas que el propio nabo. Los grelos aportan casi el doble de proteínas y de fibra que la raíz y mucho calcio y lo más destacable es su composición en vitaminas y minerales. Contiene cantidades varias veces superiores a las del nabo de provitamina A o beta-caroteno, vitamina C y folatos.
Existen muchos alimentos con vitamina A, los cuales son importantes para nuestra dieta por sus propiedades antioxidantes y su mejora en el sistema inmunológico, entre otras.
Añádelo a tu caldo vegetal o crema de verduras día sí día no.
Garbanzos
El garbanzo es muy rico nutricionalmente y es un alimento con alta carga calórica. Contiene gran cantidad de proteína vegetal que incluye todos los aminoácidos esenciales.
Los aminoácidos son compuestos orgánicos que se combinan para formar proteínas. Ayudan a descomponer los alimentos, contribuyendo con el crecimiento y reparando los tejidos corporales.
Es por esto, que los garbanzos son entre las legumbres ideales para consumir en primavera, porque aportan al hígado nutrientes como los aminoácidos, indispensables para su funcionamiento.
Necesitamos de estos nutrientes para formar enzimas que intervienen en el metabolismo de limpieza hepática.
Los garbanzos son ricos en lecitina, un tipo de grasa que ayuda a controlar el colesterol «malo» y a prevenir enfermedades como la cirrosis.
Come garbanzos 4 veces a la semana junto a otras legumbres, como guisantes o hummus, pero es importante consumir legumbres procedentes de cultivo ecológico para evitar el consumo de contaminantes o de organismos modificados genéticamente.
Alimentos malos para el hígado
Mantener una dieta sana y equilibrada, además de practicar ejercicio de manera regular, son dos normas básicas para proteger nuestro hígado.
Hasta ahora hemos hablado sobre los alimentos y hábitos saludables para el cuidado de nuestro hígado, pero seguramente te preguntarás ¿qué alimentos son dañinos?
Llevar un estilo de vida poco saludable puede, entre otras cosas, dañar nuestro hígado y propiciar alguna enfermedad hepática. El consumo excesivo de grasas genera una sobre exigencia del pequeño órgano, lo que puede desencadenar en una inflamación o la obstrucción de los canales biliares, por eso es que se recomienda una alimentación sana, con buen consumo de frutas y agua, y evitar las bebidas alcohólicas.
Por lo tanto, conviene eludir una serie de alimentos que son perjudiciales para el hígado. A continuación, enumeramos algunos de ellos:
Alimentos ricos en proteínas
Existen proteínas animales (carne, huevos, pescado, lácteos) y vegetales (legumbres, algunos cereales y semillas y los frutos secos) y todas ellas son sanas, pero debes prestar atención a las que se presentan muy procesadas o se acompañan de otros ingredientes que las empobrecen (como ocurre por ejemplo con el embutido o algunos derivados lácteos).
Las proteínas, a diferencia de otros alimentos anteriormente mencionados, son esenciales para vivir. Sin embargo, ingerir un exceso de ellas pueda provocar que nuestro hígado deje de funcionar correctamente, y como consecuencia, dejen de eliminarse las toxinas perjudiciales para nuestro organismo.
Alimentos con proteínas: cacahuetes, gambas, soja, leche, salmón, pechuga de pavo y de pollo, huevos, almendras, entre otros. De los que tienes que intentar escapar, es de los alimentos con proteínas procesadas, como los nuggets precocinados, las barritas proteicas, el fiambre de pavo, mantequilla de cacahuate.
Sal
La sal retiene líquidos, aumenta la tensión y también es perjudicial para nuestro hígado. No solo debemos retirar el salero de nuestra mesa, sino que también es necesario comprobar las etiquetas de los alimentos ricos en sodio como pueda ser la carne, embutidos, snack o frutos secos.
Debemos reducir la sal de nuestra dieta. A la larga ofrece perjuicios en nuestra salud, y especialmente para nuestro hígado. Hay muchos alimentos ricos en sal que debemos moderar. Entre estos encontramos los alimentos ricos en sodio, como los embutidos, carnes procesadas, salazones, fritos (patatas de bolsa) y hasta los frutos secos que están salados.
Los nutricionistas aconsejan no comer más de seis gramos de sal por día, pero muchas personas, especialmente de países occidentales, consumen 10 gramos o más. Los médicos asocian el alto consumo de sal con un mayor riesgo de obesidad, resistencia a la insulina y enfermedad de hígado graso no alcohólico, que en conjunto son signos del síndrome metabólico.
Según un estudio de la Universidad de Jinan, en China, publicado en la revista Journal of Agricultural and FoodChemistry, consumir niveles elevados de sal puede provocar una serie de cambios en el hígado – desde células deformes a mayores tasas de muerte celular y menores tasas de división celular –, que podrían conducir a la fibrosis hepática, la cual ocurre cuando hay una acumulación excesiva de proteínas de la matriz extracelular, como el colágeno, que ayudan a las células a hacer el trabajo del hígado, como descomponer las células viejas y dañadas y metabolizar las grasas para obtener energía.
Alcohol
De todos es sabido que el alcohol ofrece toda clase de problemas para la salud en general. Pero afecta, sobre todo, al hígado que puede no acabar funcionando correctamente. Cuando tenemos este mal hábito, se perjudican las células del hígado, no pudiendo sintetizar correctamente los alimentos.
El alcohol en ningún caso es beneficioso para la salud, e incluso un consumo abusivo puede producir enfermedades como por ejemplo la cirrosis.
El hígado descompone la mayor parte del alcohol que bebe para que sea eliminado del cuerpo, pero el proceso de descomposición puede generar sustancias dañinas. Estas sustancias pueden dañar las células del hígado, provocar inflamación y debilitar las defensas naturales del cuerpo. Cuanto más alcohol usted bebe, más daña su hígado. La enfermedad del hígado graso por alcohol es la etapa más temprana de la enfermedad del hígado por el alcohol (o hepatopatía alcohólica). Las siguientes etapas son la hepatitis alcohólica y la cirrosis.
Azúcar
Determinados alimentos y bebidas, como los refrescos ricos en gas y azúcar, son altamente perjudiciales. A la larga, conllevan el riesgo de desarrollar enfermedades hepáticas.
Caries, aumento de peso o riesgo de padecer enfermedades como diabetes, son solo algunos de los riesgos de consumir mucha azúcar.
Con todos estos alimentos buenos para el hígado y los malos, puedes aprender a consumirlos de manera más habitual para llevar una vida sana y equilibrada.
He aprendido de cómo alimentarme con comidas saludables cuando se tiene un hígado graso (esteatosis hepática) , y no hay nada más importante que tener una buena salud.
Es importantísimo tener una alimentación adecuada para tener buena salud Damalice.