¿Quién no ha incluido el ajo en sus recetas? Esta especie es una de las más populares de la gastronomía y no es para menos, pues a pesar de que su origen se sitúa en el continente asiático, ha logrado alcanzar una trayectoria que data de miles de años. A pesar de que este condimento se ha convertido en el preferido de muchos, su fuerte sabor y olor ha levantado una gran ola de detractores que no son capaces de tolerarlo, sin embargo, es indiscutible el toque especial que su presencia puede darle a un plato, al punto de llevarlo de la simplicidad a la exquisitez.
España es uno de los países más destacados a nivel mundial en lo que a producción de ajo se refiere, por tanto, se comercializa a gran escala con una robusta demanda de consumo, solo basta con acudir a cualquier tienda con todos los productos y hacerse con unos cuantos bulbos de dientes abundantes y de fragancia imponente; otros prefieren los huertos domésticos o los mercados locales. Lo cierto es que una vez en casa, siempre surge la interrogante de cómo conservar los ajos en la nevera o cómo guardar los ajos para que duren, incluso algunos optan por retirar su cobertura primero, pero luego se plantean el dilema de cómo conservar los ajos pelados.
¿Por qué tanta preocupación por conservar el ajo? Sencillo, para aquellos amantes del auténtico sabor, resulta inadmisible integrar este condimento a sus recetas si se encuentra en mal estado, y es que el ajo suele descomponerse rápidamente si no se toman las precauciones necesarias, además, un simple diente descompuesto, puede cambiar el sabor de una receta al punto de hacerla desagradable al paladar.
Si eres de los que hacen del ajo su condimento imprescindible, entonces no puedes perderte lo que sigue, pues te presentaremos todos los trucos y tips para extender la vida de este codiciado ingrediente de la cocina española.
Cómo Conservar los Ajos
Si te preocupa cómo conservar los ajos pelados, puedes extender el tiempo de su duración utilizando diferentes métodos que te permitirán incorporarlos a tus recetas cuando lo desees, y a la vez, conservar sus características innatas de olor, sabor y textura tan necesarias para darle el toque perfecto a los platos. Recuerda que, cualquiera que sea el método para conservar ajos, deberás ponerlo en práctica con el producto en buen estado, de lo contrario, no hay garantía de que el procedimiento surta el mejor resultado. ¡Ahora sí! Toma nota de todo lo que debes saber para que puedas conservar los ajos sin morir en el intento.
Primer modo de conservación: Conserva de ajos pelados
Antes de dar inicio, lo primero que debes saber es que, al visitar la tienda, supermercado o mercado local, lo más recomendable es escoger los mejores ajos, así decir, aquellos con las cabezas o bulbos más frescos que se aprecien enteros y que carezcan de zonas blandas.
Este es uno de los métodos más usados en las cocinas de restaurantes donde se manejan grandes volúmenes de ajo para cubrir la demanda de las recetas, pero esto no quiere decir que no puedas ponerlo en práctica en la comodidad de tu hogar.
Este tipo de conserva resulta muy práctica a la hora de cocinar y mantiene intactas las propiedades del ajo, además el aroma que desprende luego de cierto tiempo es de otro nivel y podrás descubrirlo a continuación, solo ten en cuenta los siguientes ingredientes extra para darle un toque especial.
- 4-5 cabezas de ajo fresco y recién pelado
- 1-2 hojas de laurel
- ½ litro de agua
- Zumo de 2 limones medianos
- 1 cucharada de pimienta negra en granos
- 1 cucharada de sal gruesa
Además, necesitarás un envase de vidrio con tapa hermética cuya capacidad sea de ½ litro. Recuerda lavar y esterilizar previamente.
Pasos a seguir
- En primer lugar, y como regla básica de cocina, debes lavar los ingredientes que vas a manipular. En este caso, pasa por agua las cabezas de ajo, los limones y las hojas de laurel; luego procura secarlas muy bien ya sea con un paño limpio o con papel absorbente de cocina.
- Procede a pelar los ajos, esto puede tomar algo de tiempo, pero debes hacerlo con delicadeza y paciencia, elimina cualquier brote que posean y evita causar grietas con las uñas. Una vez que termines de pelar todos los dientes de ajo, puedes picarlos a la mitad y reservarlos en un recipiente limpio y seco, cubrelos con papel transparente o film y déjalos a temperatura ambiente.
- En una olla coloca el agua junto al zumo de los limones y la sal, llévala a fuego o temperatura alta dependiendo de tu cocina, y al pasar 5-6 minutos adiciona las hojas de laurel y la pimienta. Luego de romper hervor agrega los ajos previamente pelados y picados, reduce la temperatura a media-baja y deja que la preparación se cocine por espacio de 3 minutos.
- Retira del fuego y espera que la mezcla alcance la temperatura ambiente. Vierte los ajos en el envase de vidrio y cúbrelos con el líquido que ahora se ha convertido en una salmuera. Coloca la tapa y etiqueta el envase con la fecha de elaboración.
Este método te permitirá conservar los ajos pelados en la nevera sin inconvenientes. Solo recuerda cuidar el toque de sal de tus recetas, pues los ajos ya tendrán sal incluida.
Segundo modo de conservación: En el congelador
Una de las costumbres más populares es conservar los ajos en la nevera, sin embargo, este no es el método más recomendable si deseas preservarlos a largo plazo, puesto que las bajas temperaturas podrían deteriorar su textura haciéndolos más blandos. Por si fuera poco, el ajo que ha sido conservado en la nevera, tiende a brotar a los pocos días de ser expuesto a la temperatura ambiente.
Lo mejor que puedes hacer es utilizar el método de congelación, además que resulta muy sencillo y práctico. Hay dos alternativas para realizar este procedimiento, la primera de ellas es pelar los ajos y verificar que estén en buen estado; luego, utiliza una bolsa con cierre hermético o un envoltorio de papel aluminio y colócalos dentro para posteriormente ser congelados.
El otro método no difiere en gran medida, en este caso, luego de pelar los ajos puedes picarlos a la mitad o rebanarlos finamente e introducirlos de igual forma en una bolsita de plástico o envolverlos en papel de aluminio para llevarlos al congelador. El método de conservación por congelación, permitirá que los ajos se mantengan intactos hasta por 4 meses aproximadamente.
Tercer modo de conservación: Encurtido de ajos pelados
Este método involucra uno de los conservantes naturales por excelencia y no es otro que el vinagre. Este ingrediente actúa como antimicrobiano impidiendo el crecimiento bacteriano, así que, resulta ideal para preservar alimentos. Este modo de conservación involucra ingredientes muy prácticos y el procedimiento resulta sencillo; no te pierdas los detalles a continuación.
- 15 dientes de ajo de buena calidad
- 150 ml de vinagre blanco, de manzana o rojo
- Ralladura de cáscara de limón
- 1-2 hojas de romero o laurel
Un envase de vidrio con tapa hermética previamente lavado y esterilizado.
Pasos a seguir
- Pela los ajos, y junto a las hojas de romero o laurel, lávalos y sécalos muy bien.
- Coloca los dientes de ajo dentro del recipiente de vidrio y cúbrelos con el vinagre. También adiciona las hojas de las especias y la ralladura de limón.
- Cierra el envase con su tapa para crear un sello hermético. Coloca una etiqueta con el nombre de la preparación y la fecha de elaboración.
- Lleva el encurtido a tu nevera y cada dos días remueve la mezcla para que los sabores se integren. Luego de 15 días, el encurtido está listo para usar y los ajos perdurarán conservados hasta por unos 4 meses.
Al momento de sacar los ajos del encurtido, procura hacerlo con un utensilio limpio y seco. Cada vez que uses los ajos del recipiente, deberás refrigerarlo nuevamente. A partir de este encurtido de ajos puedes preparar recetas exóticas y 100% naturales sin aditivos químicos como una mayonesa de ajo a la cúrcuma para degustar con tus preparaciones, así aprovecharas las propiedades de la cúrcuma y del ajo en cada bocado.
Cuarto modo de conservación: Ajos asados
Este es uno de los métodos de conservación poco conocidos, pero una vez puesto en práctica podrás disfrutar de sus ventajas. Además, el procedimiento es muy simple y práctico, pues no es necesario pelar los dientes de ajo, así que no hay que abrumarse por la cantidad de cabezas de ajo que desees conservar.
- Cabezas o bulbos de ajo
- Bandeja de hornear
- Aceite de oliva
- Recipiente hermético apto para congelador, limpio y esterilizado.
Pasos a seguir
- Lo primero que deberás hacer es lavar y secar muy bien los bulbos de ajo.
- Usa una bandeja apta para horno y engrásala con un toque de aceite de oliva.
- Coloca los bulbos de ajo en la bandeja y hornea a 220 grados por aproximadamente unos 40 minutos o hasta notar que los bulbos están blandos.
- Retira la bandeja del horno y espera que la temperatura de los bulbos descienda para poder manipularlos con facilidad.
- Corta sus extremos y exprime su contenido en el recipiente hermético.
- Lleva el recipiente al congelador y podrás usar su contenido para tus recetas preferidas.
Quinto modo de conservación: Ajos deshidratados
El ajo deshidratado es muy fácil de hacer y se conserva en muy buen estado sin perder sus propiedades características. Lo primero por hacer es pelar los dientes de ajo y cortarlos en rodajas muy finas; luego llévalos al deshidratador de alimentos o a tu horno convencional a una temperatura muy baja que no supere los 115 °F (46 °C) por espacio de unas 6 u 8 horas o hasta que las rodajas adquieran un aspecto crujiente.
Reserva las rodajas crujientes en un recipiente hermético o llévalas al procesador de alimentos para convertirlas en ajo seco triturado. Este último es muy útil para sazonar las comidas y, además, se conserva muy bien a temperatura ambiente en un envase con tapa hermética.
No cabe la menor duda de que el ajo es uno de los ingredientes universales imprescindibles de nuestras cocinas y, además, uno de los recursos procedentes de la naturaleza con mayor relevancia en la historia, pues ha quedado en evidencia que la cultura popular suele aprovechar las bondades de esta planta convirtiéndose en uno de los remedios naturales que ha trascendido por generaciones.
En este terreno, su propiedad antimicrobiana y antifúngica se ha usado como el caballo de batalla contra virus, hongos y bacterias, y es que, desde los tiempos de la antigua Grecia, Hipócrates confiaba en sus bondades para curar ciertas enfermedades. Más adelante en el tiempo, resultó ser el protagonista de tratamientos naturales en epidemias históricas como la tuberculosis y el cólera o como antiséptico para limpiar las lesiones causadas en la primera guerra mundial.
Su popularidad parece no descender, y hoy en día se considera un “superalimento” capaz de aportar innumerables beneficios que derivan de sus propiedades naturales. Una de las de mayor relevancia es su poder nutritivo, pues se ha establecido que el ajo aporta vitaminas y minerales esenciales para el organismo como hierro, calcio, cobre, manganeso, Vitamina B1, B6 y la famosa Vitamina C.
Estos componentes naturales le confieren propiedades destacadas como su poder antioxidante para combatir el envejecimiento y la oxidación celular que afecta otras funciones metabólicas; además su consumo moderado permite mantener bajo control los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre lo que se traduce en una función cardioprotectora. Por si fuera poco, es ideal para potenciar el sistema inmunológico responsable de dar respuesta ante el ataque de virus y bacterias.
Estas son solo algunas de las razones por las cuales es de suma importancia poner en práctica los diferentes métodos para conservar el ajo, de esta manera se preservan intactas las propiedades organolépticas que se verán reflejadas en el auténtico y exquisito sabor de nuestras recetas.